Por supuesto, la vista juega un papel fundamental para no pasar por alto cada nuevo ser que voy encontrando a mi paso, cada planta, cada color.
Trato de abrir bien los pulmones, llenarlos de aire sin más, ése que huele a fresco, a humedad del rocío, que no tiene más olor que a tierra, piedra e hierba ( y/o a caca de vaca, claro :-P).
El oído nunca lo tuve muy fino, aquí he de reconocer que es Enrique quien me va ayudando, jajaja
Pero el tacto... yo creo que el tacto es el sentido que más desarrollo esos días. ¿Habéis acariciado, no tocado, sino acariciado, los pétalos de las flores? Es una de mis grandes aficiones. Los pétalos de amapola, al ser tan grandes, tienen mucha superficie, te hacen sentir realmente su suavidad, es increíble recorrerlos con los dedos. Imaginaos lo contenta que me puse cuando al llegar al final de uno de los senderos de Collserola nos esperaba este prado de amapolas rebosante de color y vitalidad ^_^
El sentido del gusto lo dejamos para el final, ¡ qué reconfortante es llegar a casa y merendar después de una gran escapada campestre!
Con el sentido del gusto ya pensaba que ibas a decir lo bueno que era un bocata de amapolas jajaja peeero sí que son muy bonitas ^^ me alegra que te pongas contenta al ver que retomo el blog jeje espero no dejarlo, al menos ahora tiempo es lo que más me sobra!! por cierto, hemos hecho en casa un helado de limón (de limones de nuestro limonero) y está... mmmmmm! rico rico!! :-D
ResponderEliminarMuy bonitas las fotos! Y seguro que fue una excursión maravillosa! La verdad es que jamás hemos acariciado los pétalos de una flor, pero después de leer tu nueva entrada habrá que hacerlo para sentir la sensación. xx
ResponderEliminarte seguimos por aquí!
http://www.gogogirlsteeshirts.blogspot.com