sábado, 20 de octubre de 2012

Descubrir caminando... Castillo-Monasterio de Escornalbou



Vivir en Tarragona es un gustazo, una ciudad pequeñita te permite salir de ella casi sin darte cuenta, además del hecho de poder disfrutar de campo a un tiro de piedra. Enrique, que siempre está indagando nuevas rutas cerca de casa (o en la luna si pudiera, todo llegará :-P ),  había oído hablar del Castillo- Monasterio de Escornalbou.

Desde Tarragona, se llega en unos 30 minutos tomando el tren regional que va dirección Mora la Nova. Aunque el castillo lo enmarcan dentro de Riudecanyes, nosotros bajamos en la parada posterior, Duesaigües. La bienvenida nos gustó, pues sólo veías árboles junto a la vía única de tren, y una pequeña carretera. Intuitivamente, fuimos siguiendo el camino a Duesaigües, y después de admirar el maravilloso viaducto a la entrada de la localidad, fuimos en busca del sendero que lleva al Castillo de Escornalbou.


Vista de Duesaigües con el viaducto al fondo, foto que puedes hacer desde el sendero a Escornalbou

El camino vendrán a ser unas dos horas, ascendiendo poco a poco al principio y después un tramo final con más pendiente. Aun así, el camino es muy agradable, con tramos de pista forestal en su mayoría, y casi sin darte cuenta, saludando musgos pegados a los árboles, visitando fuentes naturales y saludando a los paisanos del pueblo que van haciendo la ruta como parte de su rutina matinal (qué envidia, yo quiero ser viejita y tener tanta energía y unas rutas tan bonitas con las que disfrutar de la Naturaleza cada día) termina el sendero y descubres la carretera que te lleva al castillo en los últimos metros.

pequeña muestra de los seres que habitan el sendero ^_^

Una vez llegas, tienes un mirador en el que disfrutar las vistas, y tomar una panorámica del lugar. Coge aire.... llénate bien los pulmones.

Desde el mirador

Entras en el recinto del Castillo- Monasterio, e irremediablemente piensas en esos últimos moriscos que escogieron este punto para refugiarse tras la Reconquista. La máquina del tiempo está por inventar, pero en mi cabeza se pueden dar el siglo XII y el XXI en un abrir y cerrar de ojos...






















El señor Monasterio nos saluda :-P 
La entrada del monasterio, preciosa





Por supuesto, la cosa no queda ahí, hay que subir a esa minúscula casita que ves en la cima, para disfrutar aún más si cabe de lo que nos rodea. Entonces, al llegar, y pararte de descansar la vista en el mar que ves de fondo, y en los árboles que pueblan las montañas, piensas que eres una mocosilla, algo insignificante, parte de algo mucho mayor, la Naturaleza, y das gracias por poder llegar allí, y por tener una persona a tu lado con la que recorrer el camino.


¡estamos ya en la cima!


Y vuelta a casa con una sonrisa enorme, y alegría en el corazón. 




6 comentarios:

  1. Ohhhh!!Me ha encantado tu post!!! te hace imaginar que estas en ese lugar e inspirar el aire de la naturaleza!!!preciosas fotos..muakks

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  2. ¿Dónde está el "Me gusta"? No hay nada como un trocito de campo para pasar un buen rato...

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  3. Inma, ya sabes por aquí tenemos parajes increibles... Os recomiendo ir al Salt, al pantà de Siurana, al Niu de l'Aliga... También perderos por Montblanc y disfrutar de su murallas y demás... y si podéis coger coche y demás... Iros para el Priorat, a la Vilella Baixa y disfrutar de ver viñedos y paisaje verde.... bodegas y demás...

    Bsts!!!

    P.D: A ver si quedamos un día que vives cerquita, que de Reus a Tgna hay nada....

    Smile Felt
    Anna

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  4. Muchas gracias por las sugerencias Anna!! ^_^ Tomo nota, ¡ qué bien! y para quedar si quieres nos escribimos mail!

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  5. Tenéis una región preciosa, desde el País Valenciano me he desplazado muchas veces a esa zona, y la calÇotada me encanta.

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  6. Hermana como siempre me han encantado las fotos, los bichitos, el sitio, y ojalá pudiera pronto ir a verte y pasar muuuucho rato contigo :-) compartiendo escapadillas de hermanas cuyo único objetivo es un cupcake y sonrisas cómplices de niña chica ^_^ yo te quiero mucho hermana, eso no lo olvides nunca, aunque vuestra próxima escapada sea a la Luna y tardéis en volver!

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